El ahorro del siglo XXI

El ahorro del siglo XXI

Ahorrar o invertir

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Según el último informe de Inverco, el Ahorro Financiero de las familias españolas ascendió a 2,46 billones de euros en el tercer trimestre del 2021, y de éstos 1,015 billones se guardaron en huchas tan tradicionales como la cuenta corriente o el depósito bancario, más de un 40 % del ahorro total y casi el triple de lo que había en fondos de inversión. Este es el ahorro del siglo XXI en España.

 

Pese a los avances tecnológicos de nuestro siglo, seguimos ahorrando como antaño, dejando el dinero en una cuenta corriente o a plazo fijo (cuando no bajo el colchón) mostrando así una aversión al riesgo tan grande que no sólo nos impide sacarle rentabilidad, sino que nos produce pérdidas importantes a causa de la inflación, algo que parece no calar en la mentalidad de la mayoría de los ahorradores.

 

¿Qué nos lleva a actuar así? ¿Cuáles son las causas? ¿Y sus consecuencias? 

 

 

 

 

La opción de no hacer nada

 

Inflación

 

La principal consecuencia de optar por no hacer nada es la pérdida de poder adquisitivo a causa de la inflación. El coste de la vida sube, es algo que todo el mundo sabe. Sube el precio de la luz, el del carburante, los alimentos e incluso la salud. Todo es mucho más caro ahora que hace un año, y no digamos que hace diez o veinte. 

 

Tal es su importancia que hasta el Banco Central Europeo nos invita a calcular su efecto en nuestra economía particular a través de su Calculadora de Inflación Personal

 

Pero para el ahorrador conservador la inflación es como una enfermedad silenciosa para su dinero. Y es silenciosa porque aunque escuche a diario noticias sobre la subida de los precios, no ve que al dinero que tiene ahorrado le haga nada. Quizás no sea capaz de ahorrar más pero por lo general, si tenía cien mil euros en la cuenta el año pasado, hoy esos cien mil euros siguen estando ahí, y como no tiene menos dinero piensa que no pierde, siendo éste su principal error.

 

Veamos un ejemplo,

 

Inflación

Con un IPC que ha cerrado este año a un 6,50 % y usando la calculadora de inflación del INE, vemos cómo 100.000 euros en diciembre del 2020 equivalen a 106.500 euros en diciembre del 2021.

 

  Año 2021
Año 2000 153.400 €
Año 2010 116.000 €
Año 2020 106.500 €

 

 

Esto significa que lo que compraríamos hace un año con cien mil euros, hoy cuesta 6.500 € más o, lo que es lo mismo, que nuestros 100.000 € valen hoy 6.500 € menos que el año pasado. Si en lugar de 100.000 € en la cuenta tuviéramos 93.500 € seguramente actuaríamos de otro modo, pero como no es así, nos dejamos llevar por la idea de que ésta es la opción más segura. 

 

Y pese a que la notable subida de este año se dice que es temporal, y que las políticas monetarias tienden a mantener la inflación en torno a un 2 %, la realidad es que es poco probable que el coste de la vida sea cada vez más barato y por lo tanto, la opción de no hacer nada, no sale gratis. 

 

 

 

El concepto de riesgo

 

riesgo

 

Cuando un ahorrador decide mantener la totalidad de su dinero en una cuenta o en un depósito lo hace convencido de que así no pierde nada, una premisa que como vemos no se sostiene a causa de la inflación, pero el error de base no es sólo esta férrea convicción sino el entendimiento que éste tiene sobre lo que es o no riesgo. 

 

Y es que el riesgo de una inversión no es tan sólo la incertidumbre de que ésta pueda valer menos mañana de lo que vale hoy, sino que esto pase justo en el momento en que se tenga la necesidad de disponer de ella.

 

Pongamos que compramos un piso para alquilar,

 

Alquiler

Independientemente de que el inquilino nos pague el alquiler a fin de mes o de que logremos alquilarlo toda la temporada, el principal riesgo que asumimos como inversión es que éste valga menos al cabo de un tiempo de lo que hemos pagado por él.

 

Si pagamos 200.000 € y dentro de tres años vale tan sólo 180.000 €, nuestra pérdida habrá sido de un 10 % ¿no?. Depende. Nuestro patrimonio, caso de tener que valorarlo, efectivamente se habrá devaluado un 10 %, pero la pérdida como tal no se dará salvo que nos veamos en la obligación de materializarla, es decir, de vender. 

 

Por lo tanto, el riesgo como tal no sólo depende de la probabilidad de que el valor de nuestra inversión disminuya, sino de que necesitemos disponer de ella cuando esto suceda.

 

De modo que el riesgo de una inversión no sólo tiene que ver con el mercado en el que se mueve -financiero, inmobiliario- sino con el tiempo que estemos dispuestos a permanecer en ella. 

 

 

 

La falta de diversificación

 

Inversion del siglo XXI

 

Otra de las causas por las que muchos ahorradores huyen de invertir es porque se plantean el «todo o nada». Bien por decisión propia, bien por no recibir un asesoramiento adecuado, tienden a invertir gran parte de sus ahorros en uno o varios activos de riesgo similar, normalmente de perfil muy conservador, y como en los últimos años estas inversiones no han sido rentables -recordemos eso de ¿Por qué pierden mis fondos si son de Renta Fija?– a poco que pierden huyen de ellas como gato escaldado, afianzando sus miedos y optando por no volver a entrar nunca más.  

 

O todo o nada Pongamos por caso que un ahorrador invirtió 100.000 € en un fondo de renta fija allá por el año 2018, es casi seguro que arrastrará pérdidas desde entonces ya que el 2018 fue un año malo, y aunque el 2019 dio un respiro, el COVID en el 2020 perjudicó muchísimo a los fondos conservadores que a día de hoy no han terminado de recuperarse. A groso modo la inversión de este ahorrador podría estar perdiendo entre 1.000 y 3.000 €, si es que todavía la tiene. 

 

¿No habría sido mucho mejor invertir sólo 20.000 € en un fondo de mayor riesgo dejando los otros 80.000 € en la cuenta? Si hubiera hecho un fondo mixto o de renta variable por 20.000 € a día de hoy obtendría una rentabilidad de entre un 10 % y un 30 %, y aunque el riesgo en este fondo sería mucho mayor, en proporción al total de sus ahorros no, y seguramente se sentiría mucho más cómodo. A esto se le llama «diversificar».

 

Un buen asesoramiento basado en la diversificación es clave para fomentar un cambio de tendencia en el ahorro del siglo XXI.  

 

 

 

La desconfianza, producto de malas experiencias

Ni perdono ni olvido

 

En muchas ocasiones gran parte de estos ahorradores han sufrido ya grandes decepciones. Fondos de renta fija con rentabilidades negativas, acciones con las que llevan toda la vida y que han caído en picado desde que las compraron y no olvidemos las famosas preferentes.

 

Todas estas malas experiencias del pasado crean una sensación de malestar y decepción que impiden hacer muchas veces, borrón y cuenta nueva, y pese a que los tiempos cambian, las normativas son otras y de hecho, su experiencia es mucho mayor, optan por la opción número uno, no hacer nada. 

 

Al fin y al cabo es como tener un accidente de coche y decidir no volver a conducir jamás. Es una opción, desde luego, pero no es la más práctica. Lo más útil es que se vuelva a coger el coche aunque al principio se tenga más miedo que antes, ya que con el tiempo se acabará ganando en confianza y con toda probabilidad se hará uno mejor conductor. 

 

Una mala experiencia en el pasado impide a muchos ahorradores enfrentarse de nuevo a los mercados, optando éstos por posicionar su ahorro en depósitos que no sólo no aportan ninguna rentabilidad, sino que sufren mucho más que antes a causa de la inflación. 

 

 

 

No pensar en la inversión hasta pasado unos años

 

Ahorro a largo plazo

 

Otra de las cosas que hacen subir las cuentas corrientes en detrimento de la inversión es la educación que se ha recibido del «cuando haya». Nos han educado sobre la base de que se invierte cuando uno haya dejado de pagar cosas, es decir, que hasta que no se haya pagado la hipoteca, el coche o la universidad de los hijos, muchos ahorradores no se plantean hacer ninguna inversión, salvo la del plan de pensiones y en muchos casos, ni eso. 

 

El problema es que este «cuando haya» sale realmente caro porque la importancia del plazo en el ahorro es fundamental, y es infinitamente mucho más sencillo lograr alcanzar un interesante patrimonio de 300.000 € con 50 € al mes en 25 años, que con 250.000 € en 5, contando con que destinar a una inversión 50 € al mes puede estar más o menos al alcance de cualquiera, pero disponer de 250.000 € no tanto. 

 

El tiempo aporta mucho más valor a una inversión que el capital, de tal forma que debemos lograr integrar la inversión en nuestro día a día. No se trata de invertir cuando hayamos ahorrado lo suficiente, sino de ahorrar de una manera más eficiente desde el primer día. 

 

 

 

La importancia de la Educación Financiera

 

Educación Financiera

 

 

La educación financiera que hemos recibido, o más bien, la educación financiera que NO hemos recibido, nos lleva a actuar del mismo modo en el que actuaban nuestros padres y abuelos, sin plantearnos a una edad temprana cómo debemos gestionar nuestro dinero. Quizá sea ésta la principal causa por la que en España todavía la inversión está muy alejada de los niveles de países mucho más desarrollados.

 

Podría haber cierta esperanza en la tendencia, ya que los datos demuestran que el crecimiento de inversiones de mayor complejidad y riesgo es notable, sin embargo, y aunque esto es cierto, ¿Lo es por los motivos adecuados? Cabe preguntarse cuántas de estas inversiones en fondos y renta variable se evaporarían caso de una importante subida de tipos de interés, cuál es el porcentaje de fondos garantizados que hay o peor aún, cuántos de estos inversores saben realmente lo que tienen y cómo lo tienen. 

 

Por otra parte, el avance de las nuevas tecnologías pone al alcance de todos novedosas maneras de inversión: criptodivisas, robo advisors, ETF´s… atrayendo a gran parte de ahorradores que en muchos casos desconocen con exactitud los riesgos que asumen. 

 

Y nada tiene que ver con la edad, el nivel de estudios o el poder adquisitivo, ya que salvo personas de alta cuna o ligadas al sector financiero pocos son los que reciben los conocimientos adecuados para gestionar de manera eficiente su dinero, una consecuencia que a largo plazo no sólo provocará un empeoramiento de la calidad de vida de éstos, sino de la de todos.  

 

Aun así y pese a que todavía queda mucho camino por recorrer, cada vez son más las iniciativas que se llevan a cabo en materia de Educación Financiera, lo que significa que al menos estamos siguiendo el camino de baldosas amarillas. 

 

 

 

Un saludo,

 

 

 

 

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Volatilidad, la eterna incomprendida.

Volatilidad, la eterna incomprendida.

 

Volatilidad

 

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Volatilidad… vaya palabreja, la verdad es que no es fácil de entender. Muchos la confunden con el riesgo de una inversión pero en realidad no lo es, aunque la volatilidad y el riesgo son primos hermanos, como se suele decir.

 

 

Y ENTONCES, ¿QUÉ ES LA VOLATILIDAD?

 

 

La volatilidad es un mero cálculo matemático -de hecho es más bien un cálculo estadístico- que se utiliza para medir el riesgo de una inversión. Se mide normalmente en % y para calcularla se utilizan datos como la rentabilidad de la inversión, el precio del activo, el valor liquidativo… etc.

 

 

Entendemos por volatilidad a la variación de la rentabilidad de un activo respecto a su media en un período de tiempo.

 

 

Mejor lo vemos con un ejemplo sencillito,

volatilidad

 

Imaginemos que nuestros amigos Javier y María -transportistas de toda la vida- van de Madrid a Barcelona una vez al mes. A Javier le gusta probar diferentes rutas aunque a Maria le gusta ir siempre por la misma. Javier además prefiere guiarse por las señales de tráfico e ir a su marcha, y María siempre usa el GPS.

 

A ambos les mola la estadística -no todo va a ser trabajo- y se han ido apuntando en cada viaje el tiempo que han tardado en ir, así que al cabo de seis meses los dos tienen anotados en una libreta los tiempos de cada viaje.

 

JAVIER Tiempo MARÍA Tiempo
Viaje 1 6,30 horas Viaje 1 7,10  horas
Viaje 2 8 horas Viaje 2 7,20 horas
Viaje 3 7 horas Viaje 3 7,15 horas
Viaje 4 6,40 horas Viaje 4 7,10 horas
Viaje 5 7,30 horas Viaje 5 7,30 horas
Viaje 6 6,10 horas Viaje 6 7,10 horas

 

Como son curiosos por naturaleza, quieren saber cuánto tiempo de media ha tardado cada uno en realizar este trayecto, así que suman la duración de sus viajes, dividen el resultado entre 6 y ¡voilà!

 

JAVIER MARÍA
6,85 horas de media 7,16 horas de media

 

 

Podemos ver claramente que Javier ha tardado de media en ir a Barcelona menos que María, por lo que podríamos suponer que es mucho más rápido.

 

Sin embargo Javier es consciente de que en alguno de sus viajes ha tardado mucho más tiempo que las 6,85 horas que le salen de media -recuerda que en uno tuvo que parar a repostar y tardó 7 horas, en otro pinchó una rueda y tardó 7,30 horas y en otro se equivocó de ruta y tardó hasta 8 horas-, aunque también ha hecho viajes más rápido -hubo uno en el que casi no había tráfico y llegó en tan sólo 6,10 horas -. Pensándolo bien esta media no le ayuda mucho.

 

Por su parte María se siente tranquila porque la media le sale a 7,16 horas y en realidad no se ha desviado mucho de ese tiempo en cada trayecto.

 

 

El cálculo de esa desviación es en realidad lo que en finanzas se conoce por «volatilidad».

 

 

¿Y para qué sirve?

 

Imaginemos que quieren averiguar cuánto tardarán en ir la próxima vez. En realidad saber esto es del todo imposible ya que pueden surgir miles de cosas y no son adivinos, pero con los datos que ya tienen podrían hacer al menos una estimación.

 

Como amantes de la estadística que son usan la desviación típica para obtener una previsión, obteniendo los siguientes resultados.

 

JAVIER MARÍA
Desviación típica: 66,02% Desviación típica: 7,31%

 

Con este cálculo Javier puede concluir que su margen de error sobre las 6,85 horas que tiene de media por trayecto es ± un 66,02 %, así que la probabilidad de que tarde ese tiempo no es muy alta. Por su parte María puede concluir que casi seguro tardará lo mismo que su media, ya que su margen de error es mucho más pequeño.

 

 

Nota del autor: Éste es un ejemplo conceptual, cuyo único objetivo es tratar de explicar qué es la volatilidad, sin ánimo alguno de profundizar en el estudio estadístico de la desviación típica. 

 

Sigamos…

 

Dado que nosotros somos ahorradores y no transportistas mejor

 

Veamos un ejemplo financiero,

 

volatilidad

 

Supongamos que tenemos la cotización de las acciones de la compañía Volatilidad a mi Plín S.L. de los últimos doce meses, acción que compramos a 95 €.

 

MES PRECIO 
ENERO 110 €
FEBRERO 120 €
MARZO 130 €
ABRIL 110 €
MAYO 90 €
JUNIO 80 €
JULIO 70 €
AGOSTO 90 €
SEPTIEMBRE 100 €
OCTUBRE 110 €
NOVIEMBRE 130 €
DICIEMBRE 140 €

 

 

Lo primero que tenemos que hacer es calcular la rentabilidad.

 

 

RENTABILIDAD

 

volatillidad

 

La rentabilidad nos dice en términos de % cuánto hemos ganado o perdido con una inversión en un plazo determinado.

 

AlertaRENTABILIDAD TOTAL

Si queremos saber (en términos de %) cuánto hemos ganado hasta ahora con la compra de una acción de la empresa Volatilidad a mi Plín S.L., la cuenta es sencilla.

 

Si en diciembre la acción cotiza a 140 € y la compramos a 95 €, hemos ganado 45 € por acción. Este dato por sí solo no nos da una medida de rentabilidad, ya que ésta se mide en %, así que dividimos el beneficio entre el precio de compra y ahora sí, obtenemos la rentabilidad total, que es nada más y nada menos que de un 47,37 %.

 

En términos globales hay que reconocer que la cotización de las acciones de Volatilidad a mi Plín S.L. no ha ido nada mal….

 

AlertaRENTABILIDAD MEDIA

Sin embargo cuando queremos llegar a la volatilidad no usamos la rentabilidad total de una inversión, sino la rentabilidad media, para lo cual calculamos la rentabilidad para determinados períodos de tiempo, ya sean mensuales, trimestrales, anuales o incluso más largos.

 

En nuestro ejemplo vamos a calcular primero cuál es la rentabilidad mensual de la acción, es decir, cuál es en términos de % el beneficio o la pérdida que ha tenido la acción de un mes a otro.

 

MES PRECIO DE LA ACCIÓN RENTABILIDAD MENSUAL
ENERO 110 € 15,79 %
FEBRERO 120 € 9,09 %
MARZO 130 € 8,33 %
ABRIL 110 € -15,38 %
MAYO 90 € -18,18%
JUNIO 80 € -11,11%
JULIO 70 € -12,50 %
AGOSTO 90 € 28,57 %
SEPTIEMBRE 100 € 11,11 %
OCTUBRE 110 € 10 %
NOVIEMBRE 130 € 18,18 %
DICIEMBRE 140 € 7,69 %

 

Como podemos ver para calcular la rentabilidad mensual hemos hecho lo mismo que con la rentabilidad total, sólo que cogiendo los datos de mes a mes.

 

Rentabilidad de Enero: ((110 – 95) / 95 ) * 100= (15/95)*100 =15,7894 % redondeando 15,79%

Rentabilidad de Febrero: ((120-110)/110)*100= (10/110)*100= 9,09 %

Y así sucesivamente.

 

Una vez tenemos la rentabilidad mensual sacamos la rentabilidad media, sumando todas las rentabilidades y dividiendo entre 12, al igual que han hecho nuestros amigos Javier y María con sus viajes.

 

En este caso la rentabilidad media es de 4,30 %.

 

Y ahora calculamos la VOLATILIDAD

volatilidad

 

 

La volatilidad se obtiene a través de la desviación típica, una fórmula estadística no tan complicada como pueda parecer.

 

Volatilidad

Bueno sí, fácil no parece, pero en realidad no es más que sumar, restar, dividir y poco más.

 

Cogemos la rentabilidad de cada mes, le restamos la rentabilidad media, el resultado lo elevamos al cuadrado, luego sumamos todo, dividimos la suma entre 12 y a esto le sacamos una raíz cuadrada…

En nuestro ejemplo la desviación típica (o volatilidad) es de un 14,31 %, pero este dato es mensual, así que tenemos que anualizarlo, para lo cual usamos la siguiente fórmula.

 

Volatilidad anual = Volatilidad mensual * √12

 

 

Nos queda que la acción de la empresa Volatilidad a mi Plín S.L. hace honor a su nombre, porque tiene una volatilidad anual de un nada despreciable 49,56 %.

 

 

Nota del autor: En realidad no hace falta complicarse tanto la vida ya que la volatilidad es un dato que nos van a dar normalmente, lo importante es ver qué significa.

 

Y es aquí donde llegamos al nivel 10…

 

¿CÓMO INTERPRETAR LA VOLATILIDAD?

 

volatilidad

 

Según los datos que hemos obtenido de las acciones de Volatilidad a mi Plín S.L.,

  • Rentabilidad media: 4,30 %
  • Volatilidad: 49,56 %

 

y partiendo de la teoría de que financieramente los rendimientos de una inversión se distribuyen como la clásica campana de Gauss, podemos deducir que:

 

⇒  Con una probabilidad del 68,20 % la rentabilidad de la acción Volatilidad a mi Plín S.L. estará entre un 2,17 % y un 6,43 %.

 

  Con una probabilidad del 95,40 % la rentabilidad de la acción Volatilidad a mi Plín S.L. estará entre un 0,04 % y un 8,56 %.

 

Con una probabilidad del 99,70 % la rentabilidad de la acción Volatilidad a mi Plín S.L. estará entre un -2,09 % y un 10,69 %.

 

Y ahora sí que este dato podría ayudarnos mejor a tomar una decisión, ya que pese a que la volatilidad de la acción es claramente muy alta, la probabilidad de que ésta sea positiva es de casi un 98 %.

 

¿Pero no hay quien dice que a mayor volatilidad mayor riesgo?

 

EL RIESGO

RIESGO

 

El hecho de que una acción o un activo financiero tenga más o menos volatilidad puede hacer suponer a priori que dicho activo tiene más riesgo, aunque en realidad lo que tiene es más incertidumbre.

 

Nunca sabremos con certeza cómo se va a comportar, ya que lo que nos está diciendo la volatilidad es que se desvía mucho de su media, media que por otra parte se basa en datos históricos, no futuros, y ya sabemos la regla de oro en cuanto a inversiones se refiere…

 

 

¡¡Rentabilidades pasadas no implican rentabilidades futuras!!

 

 

Lo interesante en cuanto a acciones, fondos de inversión y otros activos, es estudiar la volatilidad en comparación al mercado de dicho activo, es decir, en función de otros como él, tal y como hemos hecho al principio con nuestros amigos Javier y María. ¿A qué es más fácil escoger si comparamos entre dos?

 

Aunque se entiende que a mayor volatilidad, mayor riesgo y a menor volatilidad, menor riesgo, insisto sobre todo en que esto último no es del todo cierto, ya que un activo que no sea volátil puede ser igualmente arriesgado y por contra, un activo que sea muy volátil puede aportar buenos beneficios.

 

Si recordamos a nuestros amigos Javier y María en principio María es «menos volátil», sin embargo Javier tiene más experiencia, ha ido por distintas rutas, lo ha hecho hasta sin GPS e incluso ha habido viajes en los que ha tardado verdaderamente poco.

 

¿Podríamos asegurar entonces que porque María sea más constante en sus viajes es más segura?

 

No. Evidentemente no.

 

Ahí está el quiz de la cuestión. El riesgo es mucho más, es un tema personal, instintivo me atrevería a decir, y depende de cada uno. Pero esto, si me lo permitís, lo dejo para otro día.

 

Un saludo,

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