Rentas Vitalicias. Sí quiero.

Rentas Vitalicias. Sí quiero.

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Los ahorradores más conservadores aún echan de menos las antiguas condiciones del mítico plazo fijo, que antes de la crisis del 2008 llegó a pagar hasta un 4,50 % a 1 año y a día de hoy, salvo contadas excepciones, no alcanza el 0,01 %. (Fuente: Banco de España. Tabla de Tipos de Interés aplicados por las entidades)

 

Una de las cosas que más gustaba de este tipo de inversión, además de que estaba totalmente garantizada, es que permitía cobrar los intereses de forma mensual aportando un plus a los ingresos del día a día,  y quizás sea ésta la causa por la que las Rentas Vitalicias han tenido tanto éxito durante los últimos años. 

 

Pero como en toda relación a largo plazo, es bueno conocerse bien antes darse el «sí quiero» ya que una inversión en Rentas Vitalicias es «para toda la vida». 

 

 

 

¿Para cuándo una Renta Vitalicia?

 

 

Cuando somos jóvenes nuestra prioridad es ahorrar para poder comprarnos un coche, una casa o poder viajar, más adelante para pagar la hipoteca o la universidad de nuestros hijos y finalmente lo hacemos para preparar nuestra jubilación y así poder vivir nuestra vejez con comodidad y sin preocupaciones económicas. 

 

Es en este último momento, cuando ya disponemos de un capital que hemos ido ahorrando a lo largo de nuestra vida, cuando nos interesa plantearnos si contratar o no una Renta Vitalicia. 

 

 

¿Qué son las rentas vitalicias?

Una Renta vitalicia es  un  producto de desacumulación de ahorro amparado en un Seguro de Vida que garantiza al tomador (y beneficiario) el cobro de una renta hasta su fallecimiento.

 

Los productos de desacumulación de ahorro (rentas vitalicias, hipoteca inversa, nuda propiedad…) son aquellos que convierten una cantidad de dinero inicial  (derivada del ahorro, la venta de un inmueble, una herencia…) en un flujo de pagos periódico.

 

Ya tienes un dinero ahorrado y lo inviertes a cambio de cobrar una renta mensual. 

 

Justo lo contrario a un plan de ahorro a largo plazo, al que aportas dinero con el fin de acumular una cantidad al cabo de un tiempo.   

 

Las compañías de seguros son todo un referente a la hora de ofrecer todo tipo de seguros: seguros de hogar,  seguros de auto, seguros de vida… y es entre estos últimos donde podemos encontrar las rentas vitalicias, que no son otra cosa que un «seguro de vida inversión» o «seguro de vida ahorro», con unas determinadas características.

 

 

Ventajas de una renta vitalicia

Las rentas vitalicias:

 

Seguridad

La principal ventaja de este tipo de rentas es que el cobro de la renta está garantizado «de por vida», por lo que aportan una gran seguridad económica. 

 

Si el Sr. Jiménez a la edad de 65 años invierte 100.000 € en una renta vitalicia por 325 € al mes, cobrará este importe hasta que fallezca, lo haga a la edad de 70 años o a la de 100. 

 

A diferencia de otro tipo de ahorro con rescate en forma de renta, el cobro no se acaba cuando el dinero se agota. 

 

 

Más de un titular

Las rentas vitalicias pueden incluir a dos titulares, de modo que cuando uno de ellos fallece el otro puede continuar cobrando la renta, dando respuesta así a otra de las cosas que más preocupa, el bienestar económico del cónyuge al fallecimiento del titular de la renta. 

 

 

Flexibilidad

Aunque lo habitual es que se contrate una renta por la misma cantidad toda la vida, también es posible hacerlo por una cuantía que vaya creciendo a lo largo del tiempo,  para cobrar más cuando las necesidades económicas sean mayores (pago de una residencia, cuidados médicos, asistencia en el hogar…). 

 

 

Herencia

Pregunta: ¿Y qué pasa con el dinero que he invertido en la renta vitalicia tras mi fallecimiento?

Respuesta: Depende. 

 

Si se contrata una renta vitalicia con «capital cedido» los herederos no heredan nada, ya que en este tipo de rentas el titular renuncia a la posibilidad tanto de cancelar el contrato en cualquier momento, como a dejar nada en herencia.

 

Sin embargo, si se contrata una renta vitalicia con «capital constante o reservado»  o bien una renta vitalicia «mixta», los herederos podrán recibir todo o parte de la cantidad que se haya aportado al principio, dependiendo de si se ha escogido la primera o la segunda opción.

 

 

Beneficios fiscales

El cobro de la renta se declara en la parte de Rendimientos del capital mobiliario, lo que significa que tributará entre un 19 % y un 25 % dependiendo de la provincia en la que se resida, pero ahí no queda todo, ya que el cobro de rentas vitalicias disfruta de importantes exenciones fiscales que van desde el 60 % hasta el 92 % en función de la edad.

 

Concretamente el cobro de la renta anual tributará tan sólo por un,

    • 40 por 100, cuando el perceptor tenga menos de 40 años.
    • 35 por 100, cuando el perceptor tenga entre 40 y 49 años.
    • 28 por 100, cuando el perceptor tenga entre 50 y 59 años.
    • 24 por 100, cuando el perceptor tenga entre 60 y 65 años.
    • 20 por 100, cuando el perceptor tenga entre 66 y 69 años.
    • 8 por 100, cuando el perceptor tenga más de 70 años.

 

 

Aunque el Sr Jiménez, de 65 años, cobra 3.900 € anuales de su renta vitalicia (325 € al mes)  tributará tan sólo por el 24 %, es decir, por 936 €.

 

 

 

 

Inconvenientes de las rentas vitalicias

 

Al igual que las monedas, las rentas vitalicias tienen dos caras, siendo estos sus principales inconvenientes.

 

 

 

La otra cara de la fiscalidad

Aunque el cobro de la renta no tributa por su cuantía total, lo cierto es que si se rescata antes del fallecimiento esta exención desaparece, por lo que será necesario ponerse al día con Hacienda.

 

Cantidad a declarar: Importe rescatado de la renta + las rentas percibidas – capital que se ha aportado al principio – las rentas que se hayan declarado cada año.

 

Si el sr. Jiménez rescata cinco años después su renta, y lo hace por un capital de 105.400 €, tendrá que declarar 20.220 € de ingresos ese año como rendimiento de capital mobiliario.

A declarar: 105.400 € del rescate  + 19.500 € de las rentas percibidas (325 € / mes * 60 meses) – 100.000 € de lo que aportó – 4.680 € de lo que declaró (936 € x 5 años) = 20.220 €

 

 

Riesgo de pérdida del capital invertido 

La aseguradora  -recordemos que la renta vitalicia es un seguro de vida de ahorro o inversión- invierte el capital aportado en diferentes activos del mercado financiero, por lo que su valor fluctuará a lo largo del tiempo.

 

 

Si los tipos de interés bajan, el valor de mercado de la renta vitalicia subirá, y si los tipos de interés suben, el valor de mercado del contrato de renta vitalicia bajará. 

 

Si la renta vitalicia tiene una parte importante invertida en renta variable, su valor también subirá o bajará según evolucione ésta.

 

 

Tipos poco competitivos

Los tipos que ofrecen actualmente las rentas vitalicias no son muy altos, lo que es lógico considerando que gran parte del capital es invertido, por parte de las aseguradoras, en activos de renta fija.

 

 

 

Rescate no garantizado

Es importante tener en cuenta dos cosas, la primera, que las rentas vitalicias están amparadas en seguros de vida y por lo tanto, no están garantizadas por el Fondo de Garantía de Depósitos.

 

La segunda y mucho más importante, que pese a que se contrate una renta con derecho a cancelación «en vida», puede que la compañía aseguradora no esté en disposición de llevar a cabo esta orden.

 

Supongamos por un momento que los tipos de interés del mercado suben estrepitosamente, eso haría que la mayor parte de la gente que tiene dinero ahorrado en rentas vitalicias se plantee seriamente sacarlo y, si esto sucede, es poco probable que la compañía aseguradora pueda dar salida a todas las órdenes.

 

 

Para más información consultar: AFI – Informe «Soluciones para la jubilación. Naturaleza, ventajas, defensa y fomento de las rentas vitalicias en España»

 

Un saludo,

 

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Plan de Pensiones. Todo lo que tienes que saber.

Plan de Pensiones. Todo lo que tienes que saber.

 

Planes de Pensiones

 

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Llega el fin de año y con él toca plantearse, si no lo hemos hecho ya, si debemos aportar o no dinero a un Plan de Pensiones.

 

Los medios nos bombardean con el tema. Las entidades financieras, Compañías de Seguros e incluso alguna Fintech, ponen toda la carne en el asador por estas fechas y nos instan a que contratemos un Plan de Pensiones, a que les traspasemos el que tengamos en la competencia, o a que aportemos al nuestro.

 

 

Televisión, correo electrónico, buzón…

 

¡Ha llegado su hora!

 

El Plan de Pensiones, como el turrón, es ahora el gran protagonista.

 

 

 

Pero, sabemos realmente ¿Qué es un Plan de Pensiones?

 

 

Según el RD Legislativo 1/2002 de 29/11 por el que se aprueba el texto refundido de la Ley de Regulación de los Planes y Fondos de Pensiones, se entenderá por plan de pensiones todo acuerdo que revista la forma de contrato, acto constitutivo o normativa que defina o prevea prestaciones de jubilación y, en su caso, prestaciones complementarias, así como las condiciones para su obtención. 

Fuente: Dirección General de Seguros y Fondos de Pensiones

 

 

¿Que son qué?

Huchas. Los Planes de pensiones no son más que huchas donde los ahorradores, con mayor o menor esfuerzo, depositan su dinero en vistas de su jubilación.

 

No son el único modo de ahorrar dinero para la jubilación, pero sí que son el  más rentable fiscalmente hablando.

 

 

 

¿Qué significa más rentable fiscalmente?

 

 

Sencillamente que consiguen que paguemos menos impuestos, es decir, que cuando hagamos nuestra declaración de la renta el año que viene, o bien Hacienda nos devolverá más, o bien tendremos que pagarle bastante menos.

 

Sin embargo las últimas reformas fiscales han hecho que estos sistemas de ahorro sean cada vez menos apetecibles, bien porque han reducido a la máxima expresión la cantidad de dinero que podemos meter en ellos, bien porque han aumentado la carga fiscal a la hora de su rescate.

 

 

 

Aun así, y pese a todos estos cambios, es imprescindible tomarse la molestia de estudiar detenidamente si nos interesa o no meter nuestro dinero aquí.

 

 

 

No hay que olvidar que, con mayor o menor fortuna, también nos aportan una rentabilidad económica, o lo que es lo mismo, nos dan intereses, intereses que unidos a lo que nosotros vayamos ahorrando, harán que nuestra vida de jubilados sea algo más holgada.

 

 

Motivos principales por los que es bueno ahorrar en un Plan de Pensiones

 

 

1.- Porque nos ayudan a prepararnos para nuestra jubilación.

2.- Porque cada vez que metemos dinero en ellos pagamos menos impuestos.

3.- Porque nos dan intereses.

4.- Porque podemos dejar de hacerlo en cualquier momento.

5.- Porque en casos extremos podemos romper la hucha.

 

 

1.- Porque nos ayudan a prepararnos para nuestra jubilación

 

Ahorrar para nuestra jubilación

 

Curiosamente estas huchas nacieron para incentivar a los trabajadores a ahorrar para su jubilación, y aunque hoy en día puedan parecer menos atractivos, es importante tener en cuenta que su objetivo es loable y necesario.

 

No parece que nuestro actual sistema de pensiones pueda sobrevivir mucho tiempo así que, sin duda, debemos concienciarnos de la importancia que tiene el ahorro a tan largo plazo.

 

Por tanto lo primero es lo primero, debemos prepararnos lo antes posible para ese momento lejano, porque es posible que nuestros ingresos en la jubilación sean muy inferiores a los actuales y la vida para entonces seguramente será más cara.

 

2.- Porque cada vez que metemos dinero en ellos, pagamos menos impuestos

 

Pagamos menos impuestos

 

 

Los planes de pensiones desgravan, y cada vez que metemos dinero en ellos le pagamos menos impuestos a Hacienda.

 

Desgravar no es otra cosa que “dejar de gravar”, lo que en términos fiscales significa que a la hora de sumar todos nuestros ingresos para hacer las cuentas con Hacienda, el dinero que hemos aportado ese año a nuestro plan de pensiones nos cuenta en negativo, es decir, se resta de nuestros ingresos y, por tanto pagamos menos impuestos porque para Hacienda, ganamos menos.

 

Sí. Así es.

 

Reducen nuestra Base imponible y, como el impuesto es progresivo ⇒ «cuanto más ganas, más pagas«, supone también que ⇒ “cuanto menos ganemos, menos pagaremos”.

 

3.- Porque nos dan intereses

 

Intereses

 

 

Los planes de pensiones son un ahorro a largo plazo, y como huchas que son, si escogemos bien pueden darnos buenos intereses. Con el tiempo, el dinero que tengamos en nuestro plan de pensiones será mayor al que nosotros hayamos metido.

 

A esto se le conoce como rentabilidad económica.

 

Hay que estudiar qué tipo de plan de pensiones nos interesa tener. No olvidemos que el dinero que metemos se gestiona igual que cualquier otra inversión, y depende del riesgo que asumamos puede darse también el caso de que no sólo no ganemos más dinero del que hemos puesto, sino que perdamos parte.

 

En realidad, cuanto antes empecemos a prepararos, más fácil será que ganemos ya que cuanto mayor sea el plazo, la posibilidad de obtener una buena rentabilidad también lo será.

 

Lo importante, escoger bien, teniendo en cuenta que normalmente el riesgo que podemos asumir en esta hucha depende de nuestra edad, de nuestros ingresos, de nuestro patrimonio, y sobre todo, de nuestra necesidad de disponer o no de ese dinero a un corto plazo, así que lo mejor es hablarlo con nuestro gestor y dejarnos asesorar debidamente.

 

4.- Porque podemos dejar de hacerlo en cualquier momento.

 

 

 

Hoy podemos meter dinero en nuestra hucha porque nos interesa y mañana, si no nos viene bien, simplemente podemos dejar de hacerlo.

 

Es recomendable que dado que nuestra idea es ahorrar para nuestra jubilación nos planteemos esto como un compromiso a largo plazo pero, seamos francos, la vida da muchas vueltas y no siempre vamos a estar igual. Si te quedas sin trabajo y justo te da para pasar el mes, quizás lo más adecuado no sea continuar ahorrando.

 

Por otra parte, el beneficio fiscal de un plan de pensiones puede cambiar -quizás este año nos corresponda pagar menos a Hacienda pero no tiene por qué ser siempre así.

 

Si nuestra situación cambia, su ventaja fiscal también, y si esto pasa debemos contactar con nuestro asesor fiscal a fin de tomar la decisión más acertada.

 

5.- Porque en casos extremos, podemos romper la hucha

 

Rescate de un plan de pensiones

 

Aunque los planes de pensiones nacen con la idea de que no se pueden tocar, esto no es del todo cierto.

 

Si nos suceden cosas realmente importantes como que nos quedemos sin trabajo, que nosotros o alguien que dependa de nosotros tenga una enfermedad muy grave, una invalidez o incluso una situación de dependencia, podremos romper la hucha.

 

Es más, con la nueva normativa sobre Planes de Pensiones, a partir del 2025 podremos sacar el dinero que hayamos metido diez años antes sin que medie causa alguna.

 

 

 

 

Motivos principales por los que “quizás” no es tan bueno ahorrar en un Plan de Pensiones

 

 

1.- Porque no nos aprovechamos del ahorro de impuestos que ofrecen.

2.- Porque no podemos sacar el dinero que metemos a nuestro antojo.

3.- Porque pagamos impuestos cuando lo sacamos.

 

1.- Porque no nos aprovechamos del ahorro de impuestos que ofrecen

 

desgravacion fiscal

 

 

Aunque los planes de pensiones desgravan (hacen que paguemos menos impuestos) puede que en nuestro caso nos dé igual. No todo el mundo necesita aprovechar la ventaja fiscal de un plan de pensiones.

 

Si hacemos la declaración de la renta y, por nuestras circunstancias personales tenemos la gran suerte de que el Gran Hermano nos devuelve todo cuanto le hemos pagado a lo largo del año, sencilla y llanamente, no nos va a devolver más porque nos hagamos un plan de pensiones, entonces ¿para qué hacerlo?.

 

Si queremos ahorrar para nuestra jubilación y el plan de pensiones no nos desgrava, nos toca buscar otra hucha mucho más interesante.

 

2.- Porque no podemos sacar el dinero que metemos a nuestro antojo

 

Falta de liquidez

 

 

Los planes de pensiones no se pueden sacar cuando uno quiera. No son un producto de ahorro con disponibilidad total ni en cualquier momento.

 

Bien, quizás ésta parezca una gran desventaja pero no lo es tanto.

 

Si nuestra idea es ahorrar para la jubilación no deberíamos poder romper la hucha a nuestro antojo, que ya sabemos lo que pasa, que al final llegado el momento no tendremos un clavel. No es cuestión de gastarnos los ahorros de la jubilación para arreglar el tejado, o para comprarnos un coche ni, por muy mal que nos parezca, para pagar los estudios de los hijos.

 

Sin embargo, y dado que no podemos tocar el dinero cuando nos plazca, lo mejor es meter aquella cantidad que no vayamos a necesitar.

 

Si lo hacemos así, tampoco nos generará un problema a largo plazo y mantendremos en pie una de sus grandes ventajas “ahorrar para nuestra jubilación”.

 

3.- Porque pagamos impuestos cuando lo sacamos

 

Carga fiscal

 

 

Cuando rescatamos un plan de pensiones, de nuevo, nos toca echar cuentas con Hacienda. Todo o parte del dinero que sacamos, nos cuenta como una nómina a la hora de hacer la declaración de la Renta, y por tanto, pagamos impuestos por ello.

 

Esta es con toda seguridad, la mayor preocupación de todos cuantos tienen un plan de pensiones, la factura que pasará Hacienda cuando se jubilen y opten – si es el caso- por sacar todo el dinero que han ahorrado hasta el momento.

 

Pagar hay que pagar, eso seguro, pero aunque muchos piensan que hoy en día los planes de pensiones no son tan interesantes porque todos los impuestos que se ahorra uno cuando mete dinero, los paga por partida doble cuando se rescatan en la jubilación, esta afirmación no es del todo cierta.

 

Pagar impuestos se pagan, pero que no compense… eso es harina de otro costal.

 

Para afirmar esto con certeza tendríamos que hacer magia y estar ya en el momento de jubilarnos, sumar a todo el ahorro fiscal que hemos tenido a lo largo de los años, los intereses que nos ha dado el plan de pensiones, y a todo esto restarle los impuestos que paguemos por el rescate, eso sí, exclusivamente por el rescate.

 

La cuenta de la vieja, vaya.

 

 

⇒ Resultado = Cuánto he pagado de menos a Hacienda + Cuántos intereses me ha dado – Cuántos impuestos pago ahora

 

 

Asumamos que esto es prácticamente imposible saberlo hoy, porque el resultado depende del ahorro fiscal que hayamos obtenido y éste, a su vez, de nuestros ingresos y cómo no, de lo que decidamos meter o no cada año.

 

A no ser que lo estemos valorando a dos o tres años vista, es mucho suponer.

 

Por otra parte, el pago de impuestos en el rescate dependerá también de la pensión que nos quede, y de los ingresos paralelos a ésta que podamos tener (alquileres, dividendos de acciones, actividades profesionales o empresariales, intereses de otros ahorros… ), ya que el dinero que sacamos de nuestro plan de pensiones se suma al resto de nuestros ingresos a la hora de echar las cuentas con Hacienda.

 

No tendrá el mismo impacto un jubilado que cobra 600 € al mes que uno que cobra 2.000 €, tiene 1.000 € por rentas por alquileres, cobra 300 € de dividendos de acciones y otras muchas cosas más.

 

No, no es fácil saberlo ahora.

 

Son demasiadas las incógnitas que existen a este plazo para hacer dicha afirmación tan a la ligera, sin tener en cuenta además que con la velocidad a la que cambia la normativa fiscal, nadie sabe qué gravará ni qué desgravará dentro de unos años.

 

En todo caso, cierto es que aquellos que ya han sufrido el azote de Hacienda al rescatar su plan de pensiones, o que no fueron debidamente asesorados al hacerlo, ahora nos advierten encarecidamente que no se nos ocurra hacernos uno.

 

Bueno, quizás no se han parado a comparar el dinero que han pagado con todo lo que se han ahorrado durante los años anteriores, o puede que, en su caso particular, no hubieran tenido que invertir sus ahorros en un Plan de Pensiones.

 

No existen verdades absolutas.

 

Cada cual tiene que analizar su propia situación.

 

 

Conclusión

 

Realmente un plan de pensiones puede ser una alternativa muy interesante para colocar nuestros ahorros, y por muchos motivos.

Sus inconvenientes quizás no lo sean tanto si lo pensamos bien, así que lo que tenemos que hacer es, sencillamente, tomarnos la molestia de mirarlo.

 

 

Un saludo,

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